Pagar una fortuna en uno de los mejores hoteles del mundo y disfrutar de él sólo para dormir podría tildarse de delito. Sentir esa exclusividad y hacer turismo a la vez se hace realidad en dos ferrocarriles especiales que ofrecen los servicios de los mejores paradores mientras recorre la historia de la ruta comercial más importante de todos los tiempos, la de la seda.
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