La gravedad de las actuaciones de las autoridades cubanas para reprimir la disidencia se inscribe dentro de un clima de creciente agresión por parte de Estados Unidos. Sin dejar de catalogar las penas de muerte y las condenas a los disidentes como actos execrables, hay que entender lo que está sucediendo como un mecanismo de defensa ante los numerosos actos desestabilizadores de piratería y terrorismo (ocho secuestros de aviones y de barcos de pasajeros en siete meses), que han contado con una injustificable blandura por parte de la Administración Bush.
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados