Parémonos un momento a saborear el tiempo que nos marcan los niños y las niñas; un tiempo diferente, a veces tranquilo, a veces trepidante. Este artículo recoge conversaciones de niños y niñas de tres y cuatro años, palabras que nos muestran la complejidad de las relaciones y, sobre todo, la riqueza, que muchas veces pasa desapercibida ante nuestros ojos de adultos, de lo que significa «aprender». Preparemos pues la oreja para saber cómo se emociona Elna al descubrir que los caracoles han puesto huevos o cómo Arnau invita a Egoitz a jugar juntos. Un mundo rico en diálogos que hacen crecer tanto a los pequeños como a los adultos.
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