La nueva reforma del IRPF, que entrará en vigor a partir del año 2003, se basa en la misma idea de las anteriores reformas emprendidas por el Gobierno del Partido Popular: reducir los impuestos directos, obteniendo una mayor desgravación fiscal en términos absolutos a medida que se elevan los ingresos. Pero, esta medida de bajar el Impuesto sobre la Renta tiene como contrapartida el aumento de los impuestos indirectos y la considerable disminución de la actividad protectora del Estado, con los consiguientes efectos regresivos sobre la distribución personal de la renta.
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