Europa puede ser entendida, como dijera Metternich de Italia, como una expresión geográfica o como una patria común de los europeos. Cuando se viaja por ella, se pueden percibir elementos de unión (y también, por qué no decirlo) de desunión) que deben prevalecer a la hora de construir el futuro de la Patria, convertida en tierra no de padres sino de hijos. La creatividad con sus amplias herramientas y recursos ha de ponerse al servicio de la inteligentzia para conseguir cementar las tendencias disgregadoras que acechan a este proyecto común, que en breve poseerá una moneda única.
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