A pesar de los malos pronósticos que ofrecen las encuestas sobre el respaldo a la movilización general del 29-S, UGT y CC OO persisten en su empeño de demostrar su poder de convocatoria. Y lo hacen basándose en su recurrente ofensiva contra los empresarios y el sistema financiero. Mientras, Zapatero y su Gobierno se quedan al margen de las voraces críticas sindicales.
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