La confusión entre confesionalidad y praxis política conservadora es una constante a lo largo de la historia de España, sólo rota en algunos momentos gracias a los esfuerzos de las élites ilustradas, racionalistas y modernizadoras que consiguieron establecer paréntesis de constitucionalismo laico. En el momento actual vivimos uno de esos paréntesis (fruto de una Transición favorable a superar, dentro del marco constitucional, el denominado "problema religioso") no sin dificultades, porque el pensamiento conservador se resiste a interpretar la Norma Constitucional de forma laicista y, siempre que puede, tiende a confundir la Iglesia con el Estado.
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