La campaña militar en Afganistán parece que ha concluido y tras los bombardeos de los B-52 quedan el hambre y el frío sobre las secas tierras de aquél lejano país. Ni Osama Ben Laden ni el Mullá Omar han sido capturados, pero el orden occidental se ha impuesto en Kabul. Las noticias sobre la llamada "guerra contra el terrorismo" se relegan a un segundo plano en los noticieros televisivos y los medios escritos. Quizás sea un buen momento para reflexionar, con algo de perspectiva, sobre el significado de los atentados de hace cuatro meses.
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