Mediante la reducción de mediadores del dolor y la estimulación de procesos regenerativos, los métodos de drenaje representan también una alternativa eficaz, incluso en el caso de estados de dolor resistentes al tratamiento. En función del cuadro clínico y de los resultados de la palpación, se puede llevar a cabo el drenaje a través de la piel (ventosas secas o escarificadas, sanguijuelas, emplastos de cantáridas), del intestino (enema, alimentación) o del hígado, riñones y linfa (detoxicantes vegetales y homeopáticos).
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