Planificar una lección planeándola esquemáticamente sobre el papel es una actividad aconsejable cuando un profesor quiere obtener el máximo provecho de sus propias recursos y de los medios a su alcance. Esta práctica exige someter a un análisis previo los contenidos que se quieren impartir y decidir -a la vista de las circunstancias, tiempo y medios- el nivel de la lección, la amplitud de los contenidos, las estrategias metodalógicas que conviene aplicar y los medios materiales a los que se puede recurrir. EL profesor tiene que diseñar la lección como un todo, previendo los diferentes pesos de la misma y los escollos que pudieran surgir, incluyendo procedimientos de comprobación del aprendizaje, tratando de que, como resultado de esa planificación, al final de la clase sus alumnos sepan algo más de lo que sabían al principio de la misma y tengan conciencia de ello.
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