En este trabajo se analiza una modificación de la política presupuestal del gobierno mexicano que, según se considera, afecta desfavorablemente al país. El Banco Mundial aprobó en 1999 un préstamo a México por 606 millones de dólares, y en 2002 el Banco Interamericano de Desarrollo otorgó otro financiamiento por 300 millones de dólares. Ambos créditos apoyarán el proceso de descentralización hacia los estados y municipios tanto de recursos federales como de las responsabilidades y facultades para llevar a cabo actividades que actualmente realiza el gobierno federal, como la dotación de algunos servicios. La descentralización impulsada por los dos bancos no es la misma que discute el Congreso mexicano: el federalismo. Este trabajo intenta demostrar que aquélla tiene implicaciones económicas y sociales diferentes.
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados