Las anemias carenciales en sujetos mayores de 60 años son más frecuentes de lo que se piensa y revisten una gran importancia no sólo por el impacto en sí del síndrome, sino porque habitualmente son secundarias a alguna patología subyacente que en ocasiones da como primera manifestación la anemia.
Las situaciones más frecuentes son la deficiencia de hierro y las anemias megaloblásticas por deficiencia de folatos o de cobalamina (vit. B 12). Las deficiencias proteínicas y de otros elementos como vitaminas y minerales (piridoxina, cobre, etc) como causa única de anemia son extremadamente raras, aunque pueden coexistir en deficiencias nutricionales múltiples.
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