El proceso iniciado a partir del Concilio Vaticano II ha revelado que la �reforma� en la liturgia consistió no pocas veces en la recuperación de elementos y tradiciones más genuinas que caracterizaron a la oración de la Iglesia. La celebración de la Liturgia de las Horas no fue una excepción, y uno de esos elementos ha sido el lugar más destacado -si cabe- de la Palabra de Dios en dicha celebración. El propósito de este artículo es, justamente, poner de relieve ese lugar la Palabra en la Liturgia de las Horas y los criterios que han iluminado tales disposiciones. El autor concluye con una serie de reflexiones acerca de la sacramentalidad de la Palabra.
The process which began as fromVatican II has shown that the �reform� of the liturgy consisted, in many cases, in recovering the most authentic elements and traditions which characterized the prayer of the church. The celebration of the Liturgy of the Hours was no exception. One such element was the insistence on giving an outstanding place to the Word of God in such celebrations. The aim of this article is precisely to highlight the place of the Word of God in the Liturgy of the Hours and the criteria which guided such instructions. The article concludes with a series of reflections on the sacramentality of the Word
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