Hay sorpresas que no por anunciadas dejan de ser sorpresas. Así es el caso de las negociaciones, primero aceptadas por la Unión Europea y luego negadas en solo un año, para el ingreso de Turquía como país miembro. Aparentemente, todo se hizo para evitar la ruptura. Pero, efectivamente, la suspensión de las negociaciones representa un episodio más a sumar a la serie de las profundas incoherencias existentes en el seno de la eufóricamente llamada "Unión" Europea.
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