Cuando hablamos de que una persona/familia pierde su vivienda en la que ha invertido, probablemente, los ahorros de muchos años, y, además, sigue debiendo dinero a la entidad bancaria que se lo prestó, lo primero que tenemos que decir es que estamos ante una tragedia personal. Y si la pérdida de la vivienda (y del dinero invertido en ella) ha sido siempre una cuestión muy difícil para quien la sufre, la actual crisis económica la hace aún peor dado que las posibilidades de acceder a un empleo y, por ende, a un salario, son muy complicadas.
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados