Su nombre se hizo leyenda en las ásperas crestas del Maestrazgo, pero su vida terminó en las lánguidas campiñas del Surrey inglés. Héroe de la causa carlista en el siglo XIX, el asesinato de su madre a manos de los liberales le empujó a una sanguinaria venganza. Desengañado, terminó reconociendo a Alfonso XII como rey. Detrás dejaba una estela tan aterradora como admirable.
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados