Se comentaba que le ponían a tiro de anzuelo las mejores piezas. El Caudillo se lo tomaba con humor: "Hoy no salgo al mar. Me han comunicado que los submarinistas no han encontrado un solo cachalote". Los médicos que le operaron después de reventarse una escopeta creían que era el conde de Arjillo. El revuelo se disparó cuando conocieron la verdadera identidad del jefe del Estado.
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