Son cuatro los jinetes que hemos identificado campeando por Centroamérica en estos tiempos neoliberales. En su cabalgar provocan cambios, desarrollo, nuevas identidades. Ya hablamos de los narcos y de las ONG. Le toca el turno ahora a las iglesias evangélicas neopentecostales. Pero antes de seguirles en su galopar debemos reflexionar sobre el sincretismo que han hecho a partir de dos nutrientes nocivos: la cultura gerencial y el pensamiento positivo.
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