Es una realidad incuestionable que nuestra democracia actual sólo puede ser entendida a través de los partidos políticos. Su presencien el sistema político no sólo no se discute sino que parece consustancial al propio proceso democrático de tal suerte que se afirma sin ningún tipo de dudas que asistimos a un estado partidos.
Desde que nuestra Constitución reconociera su importancia en el artículo sexto del título preliminar hasta hoy han acontecido una serie de circunstancias susceptibles de ser analizadas para poder entender determinados hechos que se están sucediendo en la actual coyuntura en la que nos desenvolvemos. Así por ejemplo se aprecia que los partidos políticos están sufriendo determinados vicios o déficits en sus organizaciones internas, en su relación con los ciudadanos y en su proyección en las instituciones. El desencanto, la poca participación electoral y la quiebra de legitimidad democrática serán algunas de las consecuencias directas no deseables en esa evolución de los partidos políticos en los últimos años.
Este trabajo pretende plantear unas reflexiones acerca de la importancia de los partidos en nuestro sistema político, para a continuación, señalar una serie de propuestas dirigidas a reforzar la democracia interna de los partidos de una parte y de otra, presentar una serie de medidas encaminadas a controlar algo más a las organizaciones partidistas, muy ausentes de la exigencia de responsabilidad. De este modo y debido a su protagonismo en el poder estatal, también colaboraríamos a lograr una recuperación de la imagen gravemente dañada que tienen los ciudadanos de nuestras instituciones públicas y de nuestros políticos.
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