La comunicación expone la novedad que supone la irrupción del portal Wikileaks (la mayor filtración de documentos secretos de la historia) dentro del sistema de medios. En un panorama dominado por las fuentes oficiales, con una alta tecnificación informativa debido a la actividad de gabinetes de prensa y expertos en comunicación y marketing, que cuidan la representación mediática de las instituciones, Wikileaks, abre una brecha en el sistema, demostrando que la imagen real del poder y su imagen pública, cimentada en los medios, son, a veces, muy distintas.
Se comienza analizando, desde la producción periodística, la hiperrepresentación de las fuentes político-instituciones y los mecanismos que éstas tienen para imponerse en el modelo comunicativo. En este punto se revisan bibliográficamente diversos estudios que demuestran el actual grado de sometimiento de los medios respecto del material que le proporcionan estos proveedores de información. En ese contexto, la aparición de Wikileaks supone un revulsivo. El portal es analizado como fuente informativa pero también como producto periodístico puesto que no sólo difunde la información textual relevante que le hacen llegar sus fuentes sino que comprueba su veracidad antes de hacerla pública.
El artículo llega a la conclusión de que Wikileaks, como instrumento periodístico, ha servido para poner en evidencia el doble discurso del poder y en concreto del político, pero también para exhibir las debilidades al sistema de medios, a los que tradicionalmente se les había adjudicado la función de watch-dog (perros guardianes del poder) pero que por sus intereses, rutinas o por simple negligencia en sus obligaciones cumplen esa responsabilidad de forma deficiente.
Desde esa perspectiva, Wikileaks no alumbra una nueva función de los medios en la sociedad digital sino la revitalización de su función clásica, potenciada por los recursos amplísimos de capacidad de albergar y difundir información que tiene Internet.
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