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Resumen de Los fusiles de la Guerra Civil (I)

Artemio Mortera Pérez

  • En julio de 1936, al estallar la guerra civil, las Fuerzas Armadas españolas disponían de un total de fusiles -entre los de plantilla y los almacenados- que Ramón Salas Larrazábal evalúa en algo más de medio millón, de los cuales "un mínimo de 275.000" quedaron en poder de los partidarios de la República.

    Tal número de armas sería, obviamente, insuficiente para equipar a los dos ejércitos de un millón de hombres, en números muy redondos, que levantaron los dos bandos enfrentados. Cierto que en ambos lados se organizó la producción de fusiles, pero nunca fue bastante para cubrir absolutamente las necesidades que generó la contienda, obligando a las dos Españas a acudir a la compra en el extranjero de las armas necesarias para alimentar una guerra que duró tres años.

    Por una serie de circunstancias que no es este el lugar apropiado para examinar -algunas de ellas inherentes a la propia naturaleza secretista e ilegal del propio tráfico de armas internacional- ambos contendientes hubieron de adquirir los fusilels que necesitaban para armar a sus soldados allí donde los encontraron, dándose así el caso de llegar a su poder desde las procedencias más insólitas y, por tanto, de los modelos más diversos. Es por ello que hemos juzgado de interés el presentar al lector una panorámica mínimamente ordenada de los fusiles adquiridos y utilizados por uno y otro bando durante la guerra civil, aun consciente de que no puede ser absolutamente exhaustiva.


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