Ubicado en el siglo II, Clemente interpreta en Pedagogo 2, 8, 4- 2, 9, 1 las consecuencias que ocasiona comer carne sacrificada a los ídolos como un acto idolátrico de asociación con los demonios y lo desarrolla siguiendo los versículos 10, 20-21 de la Primera Epístola a los Corintios. Mediante la exégesis de estos versículos el alejandrino razona sobre la práctica del consumo de carne sacrificada a los ídolos en la comunidad de Alejandría y las implicaciones políticas de la participación del cristiano en los banquetes paganos.
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