El Gobierno francés y un sector de la izquierda ven en los "servicios domésticos" una fuente de empleo providencial. En el mundo hay aproximadamente cien millones de empleadas del hogar. En Filipinas, la "exportación" de criadas se ha convertido en una industria nacional, con formación obligatoria y seminarios de preparación para el exilio. Gran parte de ellas trabaja en Hong Kong.
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