Este estudio utiliza un modelo de equilibrio general computable recursivo y dinámico de España para caracterizar el impacto de la crisis financiera sobre la agricultura, centrándose en particular en los impactos divergentes sobre actividades agrarias específicas. Los resultados tienen implicaciones para los países mediterráneos vecinos de la UE, dadas las similitudes en la dimensión relativa y la estructura del sector agrario y las dificultades macroeconómicas a las que se enfrentan. Se estima que la crisis acarrea una contracción acumulativa del 8 por ciento en la actividad agraria española para 2015, con la consiguiente reducción en la renta real de los agricultores del 9%. Sin embargo, de acuerdo con la bibliografía anterior y con las expectativas a priori, esta contracción es considerablemente menor que en los sectores no alimentarios. Cuando se hacen comparaciones entre actividades agrarias, la respuesta de la oferta ante la crisis varía notablemente debido a la distinta intensidad con la que se utilizaban los inputs y los destinos de las ventas. Los sectores con mayor elasticidad de oferta son aquellos caracterizados por una mayor intensidad de capital o de mano de obra no cualificada, o aquellos sectores más expuestos a mercados con un comercio competitivo; mientras que los sectores que hacen un uso intensivo del suelo son más resistentes a la recesión económica. Finalmente, se observa que existen mayores desigualdades de rentas entre los hogares españoles, con una caída de la utilidad del consumo de productos alimentarios del 10% en el segmento más pobre, en comparación con sólo el 1% en el más rico.
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