Los españoles estamos inmersos en clima de alarma. Nuestro PIB sigue cayendo y en 2013 la tasa de desempleo continuará creciendo. Recesión y desempleo tienen como un compañero inseparable: una abultada deuda. Nuestro patrón de gasto está dislocado, lo que nos aproxima al rescate financiero. Nuestra economía necesita muy serios ajustes. Acometerlos comporta renuncias y cambios: en suma, una reconversión que pasa por una reforma financiera, por un ajuste equilibrado de las finanzas públicas, por un patrón de crecimiento sostenible y, finalmente, por la ayuda clara y determinada de Europa
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