De la mano de Arzalluz, el PNV abandonó por superada, su etapa estatutaria y comtempló la autodeterminista. Para ello, partiendo de la realidad constitucional y de los derechos históricos en ella reconocidos, se amparó en la defensa de la soberanía como fórmula semántica capaz de evitar los términos de independencia y separación.
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