El desarrollo de la experiencia de Dios religiosa cristiana implica que el niño se abra a “amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a uno mismo”, es decir, desarrolle una experiencia de relación con Dios. La psicología evolutiva, nos invita a pensar en un itinerario a la inversa, el niño debe aprender a ser amado, aprender a amarse a sí mismo, a amar al prójimo y, desde estas experiencias, abrirse a la relación con Dios. En este artículo veremos este proceso a la luz de la psicología evolutiva, especialmente durante los años de iniciación
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