Luego de más de un año desde la caída de importantes instituciones financieras y de la instrumentación de masivos paquetes de rescate por parte del estado, se observa un cambio de tendencia en los indicadores. La economía mundial presenta una desaceleración de la caída y en algunos casos la reanudación del crecimiento, todo dentro de un panorama de incertidumbre. La excepción está dada por China y, en menor medida, la India. Por otra parte, el volumen comerciado durante 2009, según las estimaciones preliminares del FMI, caería en torno del 12%, mientras que el año próximo se expandiría a una tasa menor al 3%.
La fragilidad de la recuperación presagia el mantenimiento de la tasa de desempleo en la OECD en cifras cercanas al 10% en el mediano plazo. En los principales países en desarrollo aparecen síntomas de recuperación, con la excepción de Rusia y México, este último debido a su alta relación económica y comercial con los Estados Unidos. El FMI pronostica un incremento del PIB 1,7% para el conjunto de las naciones emergentes, mientras que en 2010 crecerían en torno del 5%.
El G20 se ha constituido en un foro de gestión de la crisis. Su propósito ha sido el de estimular la oferta monetaria y la política fiscal para contener la recesión y evitar que se transformara en depresión económica. Los datos recientes, relativos a los mercados financieros y a los movimientos de capitales, son indicativos de que el peligro está latente y que se requerirá de una acción firme de los gobiernos a nivel nacional y concertadamente para superarlo y proseguir con las reformas emprendidas.
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