La revolución cantonal no fué un fenómeno exclusivo de la plaza fuerte de Cartagena, sino que se extendió por toda la provincia de Murcia, excepto en las zonas periféricas presionadas constantemente por diversas partidas carlistas. La ciudad de Murcia, seguida de un considerable número de municipios, se sumaron de forma entusiasta a la revolución pero tan pronto llegaron las tropas centralistas, depusieron su actitud y sin disparar un tiro, se refugiaron en Cartagena los insurgentes más comprometidos. Esta ciudad continuó el levantamiento armado, y tras varios meses de resistencia en solitario, fue rendida por las armas, horca, a su vez se constituyó en el principal foco contrarrevolucionario.
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