Las recientes victorias del Tea Party en Estados Unidos confirman que los partidos políticos siguen una máxima no escrita: deben adaptarse a la sociedad. A lo largo de la historia, han ido evolucionando siguendo esa idea. Para sobrevivir, muchos han tenido que adaptarse (a un alto coste) a la sociedad del siglo XXI. No hacerlo hubiera supuesto una incapacidad a obtener los apoyos electoralmente indispensables. Todos son, a la vez hijos de su tiempo y de los partidos que los precedieron. Hoy ha surgido un nuevo modelo: el partido cooperativo.
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