Los concursos de ideas de arquitectura fallados por jurados participados por profesionales cualificados prestigian a las entidades que los promueven y a los arquitectos premiados. Pero también entrañan aspectos polémicos que ponen de relieve sus debilidades y que pocas veces son analizados con actitud crítica. Pese a todo, los arquitectos prefieren este sistema de adjudicación por cuanto les reporta el íntimo beneficio de ejercitarse en el proyecto de arquitectura con un margen de libertad poco viable en los encargos directos u otros tipos de concursos más codificados. El análisis de los parámetros que determinan un buen concurso; el binomio concurso�investigación; el alcance de la intervención de los jurados; el derroche de tanta actividad creativa; el trabajo no remunerado de los concursantes... En este artículo avanzamos una reflexión sobre algunos de estos temas a partir de las opiniones de relevantes arquitectos vinculados de uno u otro modo a estos procedimientos competitivos.
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