Ocurre con frecuencia que el socio de una cooperativa se encuentra casado en régimen de gananciales, y ha utilizado dinero u otros bienes comunes para verificar las aportaciones al capital social necesarias para la adquisición aquella condición. Acaecida la separación o el divorcio de la pareja y la correspondiente liquidación del régimen económico matrimonial, se producen a menudo reclamaciones de los cónyuges de los socios, frente a la cooperativa, sobre tales aportaciones efectuadas con fondos comunes y/o los derechos económicos derivados de las mismas. Ello puede originar problemas, debido al carácter marcadamente personalista de las sociedades cooperativas.
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