Las primeras organizaciones mutualistas de inmigrantes hispanos se constituyen en Cuba, en el siglo XIX, en el seno de los organismos corporativos de la colonia. Entre las mismas, la fuerza cohesiva fue representada por los lazos de nacionalidad, los cuales tuvieron el mérito de estimular por vez primera la solidaridad clasista. En estas sociedades de ayuda mutual, los trabajadores aprendieron a prestarse apoyo recíproco, gestándose de ese modo un sentimiento de fraternidad entre seus miembros. Estas instituciones desempeñaron un rol importante porque coadyuvaron a la olución de problemas económicos y sociales que afrontaron los españoles dentro del medio receptor cubano.
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