En las próximas décadas, el centro mundial pandémico del SIDA se trasladará desde Africa hacia Eurasia. El número de víctimas fatales en Rusia, India y China podría ser asombroso, a tal punto que la enfermedad podría alterar el potencial económico de los principales Estados de la región y la balanza de poder mundial. Moscú, Nueva Delhi y Pekín podrían tomar medidas para mitigar el desastre e impedir que se transforme en una tragedia; sin embargo, hasta ahora es muy poco lo que han hecho.
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