El proceso de integración es incompleto y frágil si se basa solamente en intereses comerciales y no penetra en las mentalidades. En este artículo se evidencia que la construcción de un sentimiento de identidad del Mercosur debe partir de los valores que fundaron y organizaron nuestras sociedades: libertad, justicia y desarrollo, y que debe además sustentarse en la visión de un proyecto común orientado hacia la realización del potencial humano y económico de las comunidades que lo integran.
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