Todo político se ubica tan alto como la ola que tiene por debajo", solía decir acertadamente Bismarck. Sentencia que debe complementarse agregando que no todos saben subirse a la ola en el momento justo y son menos todavía los que logran mantenerse en equilibrio sobre su cresta. La metáfora del"Canciller de Hierro" y sus necesarios complementos vienen como anillo al dedo para comentar el irresistible y vertiginoso ascenso de Oscar Arias a esa forma del estrellato político internacional que es el Premio Nobel de la Paz.
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