La toma del poder por los militares en 1964 y la modernización capitalista emprendida por ellos están en la base del impetuoso desarrollo de la televisión brasileña. Su auditorio de 80 millones de personas la convierte en un instrumento formidable de dirección social. El régimen la dota de una infraestructura tecnológica de punta, que reemplaza a las emisiones en vivo por el video tape y a los programas locales - en un país tan extenso - por el sistema de red nacional para todo Brasil, primero mediante microondas, y hoy día, a través de satélites propios. Todo es financiado con fondos fiscales, por razones de "seguridad nacional' pero la explotación se entrega a un oligopolio empresarial privado, que obtiene gigantescas ganancias. El régimen cobra los dividendos políticos. Brasil vive, paralelamente, la concentración del poder del Estado, ocupado por los militares, y la concentración del poder económico, así como la concentración (en dos o tres "cabezas " de red) de la televisión. Se produce así la macrocefalia, que se traduce en un dominio múltiple e incontrastable de los poderes centrales sobre la ciudadanía. Este ensayo analiza el transcurso de ese proceso y la inextricable relación del poder y la televisión en Brasil entre 1954 y 1985. pero sus conclusiones van más allá de estas fechas y de aquellas fronteras.
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