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Los paleoterremotos: estudiando el pasado para entender el futuro

  • Autores: Eulàlia Masana Closa, Míguel Ángel Rodríguez Pascua, José Jesús Martínez Díaz
  • Localización: Enseñanza de las ciencias de la tierra: Revista de la Asociación Española para la Enseñanza de las Ciencias de la Tierra, ISSN 1132-9157, Vol. 19, Nº. 3, 2011 (Ejemplar dedicado a: Terremotos), págs. 305-316
  • Idioma: español
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  • Resumen
    • español

      Las fallas activas suelen funcionar de forma cíclica, acumulando esfuerzo durante centenares o miles de años (periodo intersísmico) y liberándolo bruscamente (periodo cosísmico, que equivale a un terremoto importante). Los estudios de peligrosidad sísmica se han basado, hasta hace poco, en datos sísmicos instrumentales e históricos que, a menudo, abarcan un periodo demasiado corto en la actividad de una falla. En ocasiones, estos estudios han infravalorado la peligrosidad sísmica de una región al utilizar sólo una parte (registro histórico e instrumental) de la sismicidad, sin tener en cuenta la ocurrida en el periodo prehistórico. La tectónica activa y la paleosismología, que estudian respectivamente la tectónica más reciente y la secuencia de terremotos prehistóricos generada por una falla, constituyen herramientas complementarias que permiten estudiar periodos de tiempo mucho más largos que abarcan uno o varios ciclos sísmicos. Su aportación es especialmente interesante donde se tiene poca información histórica o donde las fallas deslizan lentamente (con ciclos sísmicos largos) y pueden haber permanecido silenciosas durante el periodo histórico. El análisis paleosísmico requiere de un estudio de tectónica activa previo, basado sobre todo en un análisis gemorfológico que permita detectar las fallas más activas. La Paleosismología se centra en los efectos sobre el terreno del terremoto en la zona de falla (estructuras primarias), pero también en otros efectos producidos fuera de la zona de falla como son las estructuras de licuefacción. El análisis de la zona de falla se centra en el estudio de las modificaciones de la superficie del terreno asociadas al movimiento de la misma y en el estudio en trincheras de los procesos de erosión y sedimentación activados por pulsos tectónicos. Estos estudios, permiten obtener algunos parámetros sísmicos como son: magnitud máxima esperable, período de recurrencia, salto por evento, tiempo desde el último terremoto, geometría de la falla sismogénica, y velocidad de deslizamiento. En la Península Ibérica, la Paleosismología es una disciplina emergente que está aportando en los últimos años datos muy valiosos sobre sus fallas más activas. Los primeros resultados paleosísmicos han permitido reconocer en algunas fallas capacidad para producir terremotos de una magnitud máxima entre 6.7 (por ejemplo la falla de El Camp en Tarragona) y 7.6 (como por ejemplo la falla de Carboneras, en Almería), y con periodos de recurrencia de varios miles de años.

    • English

      Seismic hazard analysis has been traditionally based on instrumental and historical seismicity data. This information often lasts for less than a complete seismic cycle and, therefore, is not enough to describe the seismic nature of a specific seismogenic fault.

      For this reason, neotectonics and paleoseismology, which respectively focus on the most recent activity of faults and on the individual earthquakes generated by them, are complementary tools that provide information about longer periods of time and, thus, cover complete seismic cycles in most of the cases. This is especially important in areas where little historical information is available or where active faults move slowly and may have remained silent within the historical period. Paleoseismic analysis needs a previous neotectonic study to select the most active faults, and is strongly based on geomorphology. Paleoseismology can focus on the fault area itself and look for primary and secondary evidence. The near-fault analysis covers the surface that may have been intermodified by the fault activity and the subsurface (trenching) where the erosion and depositional processes may be related to tectonic pulses (earthquakes). Maximum magnitude, recurrence period, slip per event, elapsed time since the last earthquake, geometry of the seismogenic fault and slip-rate can be obtained by this approach. Secondary evidence, such as liquefaction, is also useful to characterize the shaking undergone by an area. In the Iberian Peninsula paleoseismology has provided, in recent times, valuable results concerning the most active faults. Some of these faults have been recognized to be capable of producing earthquakes of magnitudes between 6.7 (for example the El Camp fault, in Tarragona) and 7.6 (for example the Carboneras fault in Almeria), with recurrence periods of thousands of years.


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