Este trabajo quiere presentar a un cristiano, que amó la libertad, creyó en ella y trabajó para que llegara a todos por la vía de la justicia y del respeto a la ley, que resuelve dificultades y conflictos, reconociendo al otro igual dignidad y respeto y dando igual comprensión y tolerancia. Alcalá Zamora vivió una libertad fraterna, cómplice, compañera del otro. En su casa aprendió a unir Dios y libertad. Su familia venía de aquellos liberales que miraban a los otros y los hallaban �benévolos y benéficos�.
Vale más la libertad que las tradiciones y los intereses que se oponen a ella. Quiso que los cristianos fueran ciudadanos sin privilegios. Quiso que la Iglesia se sintiera protegida por la ley, bajo el signo de la libertad.
�Homo homini res sacra�. Esa sacralidad de la compasión inspiró una ética privada y pública basada en la sencillez del trato y en la austeridad. Ese fue el rastro que dejó Alcalá Zamora. No se cansó de dar palabras a su razón. Lo hizo incluso cuando otros no honraron la suya, como se vio en el debate del que luego fue el artículo 26 de la Constitución. Su respuesta fue dimitir.
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