Con la irrupción de nuevas tecnologías en nuestra sociedad moderna, cada vez son más frecuentes los ataques al patrimonio ajeno a través de las conductas conocidas como phishing o pharming como especies de estafas informáticas. El presente trabajo trata de examinar, de un lado, los posibles delitos que pueden cometer los hacker o promotores de este tipo de conductas y, de otro, los que pueden cometer los llamados muleros o personas utilizadas por los mismos para recibir las transferencias de dinero de la víctima en su cuenta con el fin de remitir su importe a terceros (normalmente los propios promotores del delito) a través de un medio que permite ocultarlo, quedándose con una comisión. Podemos observar que ambos comportamientos pueden dar lugar a un variado concurso de delitos y presentar una variada problemática jurídica. Además se analiza la cuestión de la responsabilidad civil derivada del delito.
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