La educación y la ciencia son requisitos fundamentales para la democracia y el desarrollo sustentable. Los países desarrollados invierten más de dos por ciento del PIB en investigación y desarrollo, mientras los países en desarrollo, menos de 0.5 por ciento. En América Latina, menos de 10 por ciento de los profesores universitarios realizan investigaciones, cifra que no llega al 8 por ciento en Venezuela. Según la Unesco deberíamos contar con 20.000 investigadores. Se impone una revolución educativa que coloque la educación superior y el desarrollo científico y tecnológico como prioridades para impulsar la construcción de la nueva Venezuela. Ello supone una mayor inversión y una gestión más eficiente de los recursos. Asimismo, hay que disponer de un sistema académico meritocrático, con un fuerte componente docente y remuneraciones competitivas en el mercado profesional ¿Están el Estado y la sociedad venezonalos conscientes de la necesidad de emprender esta revolución educativa?
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