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Tratamiento laparoscópico de fístulas genitourinarias.

  • Autores: Roberto Garza Cortes, R. Clavijo, Rene Sotelo
  • Localización: Archivos españoles de urología, ISSN 0004-0614, Tomo 65, Nº. 7, 2012, págs. 659-672
  • Idioma: español
  • Texto completo no disponible (Saber más ...)
  • Resumen
    • Presentamos el manejo laparoscópico de fístulas genitourinarias, principalmente cinco tipos de fístulas, vesico-vaginal, uretero-vaginal, vesico-uterina, recto uretral y recto vesical. La fístula vesico-vaginal (FVV) es secundaria principalmente a procedimientos de uroginecología en los países desarrollados, siendo la principal causa de esta enfermedad la histerectomía abdominal, que representa un 84,9% de las fístulas genitourinarias (1). Se ha publicado el bajo índice (7-12%) de éxito en el manejo de este tipo de fístula. Las fístulas uretero-vaginales pueden presentarse después de cirugía pélvica, especialmente procedimientos ginecológicos, o como resultado de cuerpos extraños en la vagina o fragmentos litiásicos residuales después de la litotricia. Estos pacientes presentan típicamente pérdidas globales y persistentes de orina a través de la vagina, esto provoca molestias y angustia al paciente, el tratamiento inicial es conservador, pero a menudo insuficiente. La fístula vesico-uterina es una enfermedad rara que sólo ocurre entre el 1 al 4% de las fístulas genitourinarias, la causa principal es la cesárea del segmento bajo. Se presenta clínicamente de tres formas diferentes, que se describirán. El tratamiento de este tipo de fístulas ha sido conservador, con la terapia hormonal y cirugía, dependiendo de los síntomas presentes. Las fístulas recto urinarias (recto vesical y recto uretral) (FRU) son poco comunes y pueden ser difíciles de manejar clínicamente. A pesar de que se pueden desarrollar en pacientes con enfermedad inflamatoria intestinal y abscesos peri rectales, las fístulas recto uretrales se producen con frecuencia como una complicación iatrogénica de procedimientos de próstata. La fístula recto vesical generalmente se desarrolla después de prostatectomía radical, y se produce a lo largo de la línea anastomótica vesico-uretral o a lo largo de la línea de sutura de un cierre posterior (raqueta posterior) de la vejiga. Frecuentemente, se intenta un tratamiento conservador consistente en derivación urinaria, antibióticos de amplio espectro y nutrición parenteral, pero estas medidas fallan a menudo. El tiempo de reparación es a menudo individualizado de acuerdo principalmente con la etiología, el retraso de diagnóstico, el tamaño de la fístula, las primeras o posteriores reparaciones, y el estado general del paciente. Se han publicado diferentes técnicas quirúrgicas para el manejo de la FRU, presentamos el abordaje laparoscópico, alentados por nuestra experiencia en cirugía mínimamente invasiva.


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