La magistrada del Tribunal Supremo está en el ojo del huracán mediático desde a que la asociación de jueces Francisco Vitoria la acusase a ella y al conservador Manuel Almenar de repartirse los nombramientos. Ante el crucial Pleno del Poder Judicial del próximo 17 de julio, sale al paso de quienes la sitúan en una "conspiración" para designar a Ramón Ferrándiz como presidente del CGPJ y colocarse ella misma como vicepresidenta. Critica con dureza al ministro Alberto Ruiz Gallardón, y niega con rotundidad su supuesto "giro a la derecha". Por el contrario, reivindica lo progresista de su proceder.
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