Tradicionalmente, las ilustraciones han sido el complemento clásico de los libros infantiles, por ser considerada esta disciplina un arte menor en comparación con la pintura. En los últimos tiempos la ilustración ha conseguido elevarse a la altura de cualquier otro arte. Un hecho que ha permitido que profesionales, lectores y editores apuesten por esta forma de expresión. Rébecca Dautremer es uno de los casos que ejemplifican este cambio de paradigma.
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