Cualquier estrategia de desarrollo sostenible pasa por contemplar el futuro desde un prisma hídrico. Con una demanda de agua en ascenso para consumo humano, agricultura, industria y producción energética, se necesita una gestión coordinada de los recursos.
El mundo está cambiando más rápido que nunca y de una manera imprevisible, creando incertidumbre e incrementando los riesgos. Muchos de estos cambios tienen que ver con el impacto medioambiental de nuestro modelo de desarrollo. Todas las actividades sociales y económicas, así como el funcionamiento del ecosistema dependen del agua. La relación entre las cantidades de agua disponible y las cambiantes demandas del futuro no puede abordarse exclusivamente a partir de las series de datos históricos acumulados. Las nuevas incertidumbres crean desafíos adicionales en la distribución y en la gestión de los recursos hídricos. Debido a que el agua es el elemento central del nexo de desarrollo y tiene conexiones con todos los ámbitos de la vida humana - desde necesidades básicas como la alimentación, la salud y la energía, hasta la actividad de la industria y el comercio -, entender el futuro de los recursos hídricos es fundamental a la hora de analizar la prosperidad venidera y evitar una catástrofe...
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