María del Rosario Álvarez Martínez
En el siglo XVIII, y propiciado por un activo comercio, llega a la isla de Tenerife una considerable cantidad de órganos germánicos, especialmente de Hamburgo, lo que contribuye a la decadencia del taller de organería instalado en La Laguna desde principios del siglo XVI. Tanto parroquias y conventos como personas particulares compran órganos antiguos y modernos de tal procedencia, enriqueciendo y ampliando con ello el panorama organístico insular. La mayoría de estos instrumentos, de pequeñas dimensiones, han desaparecido, pero aún se conservan unos cuantos ejemplares, muestras excelentes de la organería germana del barroco, del clasicismo y del romanticismo.
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