Es notoria la limitación del ser humano para poder asimilar la información suministrada por los instrumentos de medida, así como para poder actuar sobre el proceso de manera óptima y siempre con las mismas actuaciones como respuesta a las mismas causas. Como consecuencia, no cabe obtener el máximo rendimiento económico posible del proceso, y la información sufre demoras apreciables.
A esta situación se contrapone la gran velocidad en la recogida de datos y de cálculo de un ordenador, que puede realizar simultáneamente las siguientes tareas: vigilancia del proceso, de los instrumentos y del equipo; regulación automática; emisión de informes (que puede abarcar desde el consumo de materiales o de la producción hasta la contabilidad de costos y beneficios, tiempos muertos, inventario, etc.), planificación, contabilidad, administración y otras múltiples misiones.
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