En este artículo se analizan dos variantes textuales significantes que existen entre el manuscrito de A secreto agravio, secreta venganza de 1635 y la versión impresa de la obra incluida en la Segunda parte de comedias de don Pedro Calderón de la Barca (QC) de 1637. Ambas parecen indicar que fue el propio Calderón quien revisó el texto, por lo que debe de haberse implicado más en la preparación de la Segunda parte de lo que se suele suponer. Esta conclusión presta mayor autoridad al texto impreso, si bien el manuscrito sigue siendo importante para la corrección de los muchos errores de lectura y omisiones del cajista.
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