El síndrome de Wells o celulitis eosinofílica consiste en una dermatosis inflamatoria poco frecuente, de etiología desconocida, con manifestaciones clínicas variadas e histología característica, aunque no patognomónica, que habitualmente presenta un curso recidivante y una inconstante respuesta al tratamiento. Pertenece a las dermatosis eosinofílicas un amplio grupo de trastornos caracterizados por la presencia de eosinófilos en el infiltrado inflamatorio1.
Por otro lado, el síndrome de Churg-Strauss se ha incluido tradicionalmente dentro del grupo de las vasculitis de pequeño vaso, siendo los elementos claves para su diagnóstico la existencia de asma, eosinofilia en sangre periférica y tejidos, vasculitis necrotizante y granulomas extravasculares2.
La relación del síndrome de Wells con el síndrome de Churg-Strauss u otros síndromes hipereosinofílicos sistémicos, como el síndrome hipereosinofílico, es controvertida. Algunos autores defienden la existencia de una patogenia común y otros que, en lugar de tratarse de entidades diferentes, se deberían considerar como diferentes expresiones de una misma enfermedad3.
Presentamos el caso de una paciente con criterios clínicos e histológicos de síndrome de Wells en el contexto de un síndrome de Churg-Strauss no previamente diagnosticado.
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