El anterior presidente francés, Nicolas Sarkozy, causó gran inseguridad en el mercado solar galo con la introducción de radicales cambios. Su sucesor Francois Hollande quiere hacerlo mejor. Obligado está a ello si realmente quiere reemplazar un tercio de la actual capacidad de generación eléctrica nuclear por renovables. El sector solar lo recibe con esperanza, pero sin incurrir en la euforia. Para ello, los anuncios de Hollande son demasiado vagos.
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